Durante estos «días extraños»
el mono rojo ha decidido «redactar» un «diario dibujado», comenzando cada jornada con la realización un pequeño bosquejo en su cuaderno.
Estos
rudimentarios y simiescos esbozos nos hablan de realidades paralelas y
sobre todo redundan en un concepto intrínsecamente buonarrotiano: El
dibujo como súmmum y epítome de la introspección y el recogimiento.
Dibujos desde el búnker nace como un proyecto temporal y experimental.Sus objetivos y motivaciones son principalmente instintivos, como corresponde a todo buen primate. A saber:
– La creación de un diario dibujado que abarque el periodo de cuarentena.Consecuentemente, Dibujos dese el búnker se prolongará en el tiempo lo que dure dicha cuarentena. Si este diario es representativo del lapso de tiempo que se plasmará en sus páginas, eso está por ver.
– Dibujos dese el búnker es, ademas, un experimento. Su
objetivo es la realización de los dibujos por el mero disfrute del
dibujo en sí mismo: La plasmación de imágenes sobre una superficie
blanca (papel), utilizando medios que manchen: tintas, grafito, carbón,
manos, ojos, mente… Partiendo de
esta base, no se establece ningún parámetro ni planteamientos previos.
Es decir, no hay idea a priori de la que partir, ni bocetos, ni apuntes
ni pruebas. Los dibujos se
realizan en una sola sesión. Se parte del papel en blanco y el mono deja
que su zarpa prensil “viaje” libremente sobre la superficie de
celulosa, siguiendo los azares de las manchas que ella misma provoca. Si esas manchas son o no pertinentes en este contexto, eso está por ver.
– El resultado de todas estas cucamonas y esfuerzos simiescos será un diario dibujado, compuesto por uno o varios cuadernos (dependiendo del tiempo de duración de la actual coyuntura y por tanto del proyecto). Si el contenido de estos Cuadernos del búnker, una vez terminados, adquiere cohesión y coherencia, eso está por ver.